¿Cómo puede impactar el nuevo Pacto Verde Europeo en el cultivo del maíz?
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¿Cómo puede impactar el nuevo Pacto Verde Europeo en el cultivo del maíz?

El Pacto Verde Europeo intentará conseguir, a través de la estrategia “Del Campo a la mesa” (Farm to Fork), medidas más sostenibles en la producción de alimentos como el maíz, para el que proponen limitar productos fitosanitarios y control del agua  

El cambio climático cada vez está adquiriendo un mayor peso en los diferentes aspectos de la vida, también en la política. En este sentido, la Unión Europea ha sido la primera parte del mundo que ha establecido un programa político específico, llamado Pacto Verde, que marcará la actual legislatura de la Comisión Europea presidida por la alemana Ursula von der Leyen.

El Pacto Verde Europeo se ha marcado como grandes metas para 2050 eliminar las emisiones netas de gases efecto invernadero; conseguir disociar el crecimiento económico del uso de los recursos, al tiempo que no se dejan atrás ni las personas ni los lugares. 

Y para ello la Comisión Europea pretende actuar en diferentes ámbitos como el transporte (reduciendo al menos el 55% de las emisiones de los turismos); la energía, (con el 40% de las energías que sean renovables); la industria; los edificios y el estilo de vida de los europeos...

La producción de alimentos también se verá afectada por este Pacto Verde Europeo, en concreto por la llamada Estrategia “Del campo a la mesa” (Farm to Fork), presentada por la Comisión Europea en mayo de 2020 y aprobada por el Parlamento Europeo en octubre de 2021.

Este documento vinculado al Pacto Verde Europeo plantea, a grandes rasgos, establecer medidas más sostenibles en los diferentes eslabones de la producción de alimentos, como mejorar su etiquetado nutricional; reducir el desperdicio y luchar contra el fraude alimentario; etc. En cuanto a la agricultura y a la ganadería, algunos de los objetivos establecidos hasta 2030 son, entre otros, reducir el uso de productos fitosanitarios en plantas y medicamentos en animales; aumentar la producción ecológica hasta el 25% de la superficie agraria total; mejorar el bienestar animal; etc.

La Comisión Europea añade que todos estos objetivos se complementarán, por una parte, con la Estrategia sobre la Biodiversidad para 2030 (cuyo fin es proteger la Naturaleza) y por otra, estarán en consonancia con la Política Común de Pesca y la Política Agraria Común (PAC), cuya reforma todavía se está ultimando y entrará en vigor a partir de 2023.

De hecho, la Comisión Europea ha alentado a los estados miembro que a en el Plan Estratégico de la PAC de cada país, tengan en cuenta en la medida de lo posible, no sólo los objetivos planteados en la última reforma agraria, sino también las metas “Del campo a la mesa”, lo que dificulta todavía más equilibrar la consecución de los objetivos establecidos en ambos documentos.

No obstante, hay que recordar que antes de implementar las medidas del documento “Del campo a la mesa” dichas medidas deben trasladarse a una legislación para que los estados miembro las tengan que aplicar, lo que también conllevaría un estudio de impacto sobre cómo afectarán a su sistema de producción de alimentos.

Aunque a la hora de publicar este artículo todavía se está ultimando el Plan Estratégico de la PAC que se aplicará en España a partir de 2023 y también se desconoce cómo se implementará con las medidas “Del campo a la mesa”, las tendencias generales marcadas por la Unión Europea se pueden resumir en que habrá que seguir produciendo más con menos.

De esta forma, en el caso del maíz, (un cereal deficitario en España, pero básico en su producción agraria), estas nuevas normativas europeas se traducirán en plantear un cultivo lo más profesional y eficiente posible, apostando por variedades adecuadas a cada región, limitando el uso de fitosanitarios y fertilizantes, esmerándose en el riego...  

Y aquí la agricultura de precisión tendrá mucho que aportar, ya que la recogida, análisis y uso de datos precisos de las fincas en los diferentes estadios de cultivo, la sectorización de las parcelas y su manejo diferenciado, así como la optimización de los insumos al cultivo, ayudarán al agricultor a tomar decisiones que sean acertadas con el cultivo y, al mismo tiempo, se atengan a las exigencias marcadas por el Pacto Verde.