Blog •  24.02.2023

El agricultor del futuro: desafíos de un sector en cambio

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El agricultor del futuro

Artículo escrito por la periodista agroalimetaria Irene Quintela

  • La nueva Política Agrícola Común 2023-2027 acaba de entrar en vigor con tres objetivos generales: el fomento de un sector agrícola inteligente que garantice la seguridad alimentaria a largo plazo; la protección del medioambiente, y el fortalecimiento del tejido socioeconómico en las zonas rurales.
  • Las tecnologías digitales son una parte fundamental de la innovación tecnológica, imprescindible para satisfacer los objetivos de la sostenibilidad económica, social y medioambiental, y aquí juegan un papel determinante las empresas con estabilidad, profundidad en el tiempo y buen soporte territorial para apoyar al desarrollo y futuro del sector.

La nueva Política Agrícola Común 2023-2027 acaba de entrar en vigor con un propósito muy claro, la obtención de resultados. Tres son los objetivos generales: el fomento de un sector agrícola digital y trazable que garantice la seguridad alimentaria a largo plazo; la protección del medioambiente, y el fortalecimiento del tejido socioeconómico en las zonas rurales.

Los cambios de la nueva norma afectarán a unos 650.000 agricultores y ganaderos en España, que es el tercer país más beneficiado, con ayudas superiores a los 47.000 millones de euros. ¿Cómo deben adaptarse los trabajadores agrícolas a un sector en transformación, donde el uso de la tecnología y el cuidado del medioambiente son los ejes fundamentales? ¿Cuál es el perfil del agricultor del futuro?

El gran reto de la agricultura del futuro será conseguir una actividad agraria sostenible en todas sus facetas”, asegura José Luis Miguel, director técnico de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Para lograr este objetivo, será necesario que esta agricultura sostenible “esté basada en la gestión del conocimiento a través de la explotación agrodigital”.

Las tecnologías digitales son una parte fundamental de la innovación tecnológica, imprescindible para satisfacer los objetivos de la sostenibilidad económica, social y medioambiental, y aquí juegan un papel determinante “las empresas de tecnología digital de software y hardware, así como los servicios de implantación de soluciones Agrifood Tech”, tal y como afirma José Luis Molina, presidente de Hispatec. Empresas con estabilidad, profundidad en el tiempo y buen soporte territorial, “pues las empresas agroalimentarias y los agricultores tienen estrategias e inversiones a largo plazo”, asegura Molina.

Emergencia climática, necesidad de adaptación y competitividad

La emergencia climática, con la necesaria protección del medioambiente, es otro de los grandes retos a los que tiene que hacer frente el agricultor del futuro. El sector agroalimentario deberá trabajar en mitigación, mejorando su balance neto de emisiones. Por un lado, “reduciendo emisiones de gases de efecto invernadero con más energías renovables y mejores fertilizantes nitrogenados”, apunta José Luis Molina; por el otro, “incrementando la capacidad de la agricultura de actuar como sumidero de GEI, con actuaciones como el aumento de materia orgánica en suelos, islas de vegetación natural, cubiertas vegetales o cultivos leñosos, entre otros mecanismos”.

Además, el agricultor del futuro “tendrá que adaptarse al cambio climático con nuevas genéticas más resistentes, nuevos ciclos de cultivo, formas de manejo distintas o uso eficiente de recursos escasos”, un proceso en el que, de nuevo, “la tecnología digital para medir, analizar o actuar de forma automatizada y precisa será la clave del éxito”.

Tomando como ejemplo el uso del agua, el presidente de Hispatec explica que, ante su escasez, las herramientas digitales permiten “planificar de forma dinámica el riego, en función de la meteorología, fenología del cultivo, disponibilidad y calidad del agua, incluyendo condiciones de riego deficitario”.

Agricultura ecológica

La superficie destinada a la producción ecológica en España aumentó un 8% en 2021, alcanzando los 2,6 millones de hectáreas, el 10,8% de la superficie agrícola útil (SAU). “La mayor parte de esta superficie corresponde a pastos permanentes, seguida por cultivos permanentes y por cultivos arables”, apunta José Luis Miguel, director técnico de COAG, que matiza que, en producción vegetal “destacan los frutos secos, las plataneras y subtropicales, los cítricos y el olivar”, mientras que, dentro de los cultivos arables, “se ha producido un crecimiento de plantas cosechadas en verde para alimentación animal”.

Por Comunidades Autónomas, Andalucía es la que más superficie dedica a la agricultura ecológica, concentrando el 45% del total (más de un millón de hectáreas), seguida por Castilla-La Mancha, con el 17%, y de Cataluña, con el 10,5%. “La Estrategia de la Biodiversidad aspira a llegar al 25% de superficie agrícola útil (SAU) en agricultura ecológica en todos los Estados miembros de la UE en el año 2030”, señala Miguel, y, en esta línea, el Plan Estratégico de la PAC 2023-2027 presentado por España (cada Estado debe tener uno) pretende que el 20% de la tierra se dedique a cultivos ecológicos dentro de siete años.

Diego Juste, jefe de prensa de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), asegura que “la producción ecológica y las prácticas agroecológicas en general deberán ir tomando más y más protagonismo en el futuro”, pero tampoco se debe dejar de apoyar la agricultura convencional, “que hace uso de productos fitosanitarios de forma sostenible”. Sobre la agricultura llamada de proximidad, Juste cree que es un término “que debe definirse aún”, ya que “en España podemos afirmar que toda nuestra agricultura es de proximidad, dado que los eslabones de la cadena son pocos y las distancias son cercanas”.

Fortalecimiento del tejido socioeconómico en las zonas rurales

El uso de la tecnología en la digitalización del sector primario; la lucha contra el cambio climático, así como el fomento de la agricultura ecológica y sostenible, que contribuye a reforzar la protección del medioambiente, son el denominador común de un sector agrícola en modificación. Ahora bien, no se deben olvidar los riesgos relacionados con la concentración de las explotaciones en manos de grandes empresas, lo que podría jugar en contra del relevo generacional en las zonas rurales, y, por tanto, del tercer objetivo de la PAC. Como subraya José Luis Miguel, en los próximos años, la agricultura “deberá hacer frente a los procesos de integración de la cadena alimentaria y a la implantación de grandes explotaciones en manos de grupos de inversión que representan un modelo ajeno al social y profesional, lo que amenaza la continuidad de la explotación agraria profesional independiente”.

La agricultura del futuro deberá garantizar el derecho a una alimentación sana para una población global creciente y en mercados más volátiles. A pesar de las amenazas para fomentar un modelo de agricultura más intensiva e industrializada, de momento, la agricultura familiar sigue siendo el modelo mayoritario. Para Diego Juste, el futuro de la agricultura “debe estar basado en pequeñas y medianas explotaciones familiares, asentadas en el territorio y que evitan el despoblamiento de las zonas rurales”.

Si se opta por la cooperación, es más plausible el mantenimiento de un modelo profesional y social de agricultura”, asegura José Luis Miguel, que concluye que, para afrontar este reto, “las explotaciones agrodigitales deberán fortalecer sus estructuras asociativas y preservar los datos y la información como activos intangibles de valor estratégico”.

De lo que no cabe duda, es de que la competitividad agrícola y la sostenibilidad son conceptos que se encuentran alineados y son necesarios en la explotación agrícola del futuro. Por ello, conceptos transformadores, que reúnan características de bioeconomía, eficiencia y componentes tecnológicos van a jugar un papel fundamental en cómo se desarrollará el sector en los próximos años.

Bajo estas premisas, Corteva ha desarrollado el concepto de BioEfiCiencia, que busca integrar los últimos avances en productos y tecnologías biológicas con las herramientas digitales más punteras, estableciendo de forma práctica un mejor manejo agronómico del suelo, del cultivo y de los recursos naturales. De entre estas herramientas, el uso de la plataforma Granular Link permite ahondar en el conocimiento sobre el cultivo, facilitando la toma de decisiones basada en una estratégia de datos históricos, una monitorización exhaustiva y precisa de sus parcelas, así como facilitar la generación de mapas de prescripción de aplicaciones variables que permitan la optimización de recursos y una mayor conservación del medioambiente. Una herramienta digital que permite al productor agrícola no solo estar preparado para el reto que supone el cambio, sino actuar desde hoy mismo.

La Firma Invitada

Irene Quintela

Irene Quintela

Periodista Agroalimentaria

CortevaTalks

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