Artículo escrito por la periodista agroalimentaria Rebeca Adalia
En los últimos años muchos agricultores españoles han apostado por la plantación de pistachos en sus explotaciones. Pero ¿por qué la producción de este fruto seco se ha incrementado tanto en la última década en nuestro país? Varias son las razones por las que los profesionales del sector agrícola han apostado por este cultivo con alto contenido en fibra y rico en vitaminas y minerales como el calcio o el magnesio.
La gran demanda de este fruto seco, tanto como snack como a nivel culinario, unida a la escasa oferta, hacen que este cultivo se haya convertido en una “apuesta segura” para los agricultores de cara al futuro. Según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) en los próximos diez años España se convertirá en el cuarto productor de pistacho del mundo. En la actualidad, el país cuenta con casi 60.000 hectáreas de pistacho, pero solo un 30% está en producción, ya que este cultivo leñoso se ha desarrollado en los últimos años de forma acelerada en Castilla-La Mancha, donde ya hay 46.000 hectáreas plantadas.
Otra de las razones del boom del pistacho en nuestro país se debe a la climatología. Especialmente en algunas zonas geográficas como Castilla La Mancha o Castilla y León, se reúnen las características edafoclimáticas necesarias para garantizar el perfecto desarrollo del pistacho. Este leñoso tradicionalmente se produce en secano, aunque permite el riego para aumentar la producción. El pistachero es un árbol muy rústico que soporta temperaturas extremas tanto de calor como de frío. También requiere frío en invierno para asegurar la correcta a floración y en época de maduración necesita mucho calor y un ambiente seco para evitar enfermedades. Para este cultivo no son un impedimento las heladas ya que florece tarde. Hay que tener en cuenta también que la precipitación óptima es entre 500 y 600 mm anuales.
Por último, otra de las razones que dan respuesta al incremento del pistacho en España es su excelente rentabilidad, aunque sea a largo plazo derivada de la alta demanda de este fruto seco. Se trata de un producto con costes de producción por debajo de la media en otro tipo de cultivos, y que suele tener un buen rendimiento, según la zona de plantación. Derivado de ello, actualmente España cuenta con más de cincuenta plantas de procesado, más otra decena en camino, con capacidad para procesar unas 5.200 toneladas en seco, la inmensa mayoría en Castilla-La Mancha (4.000 toneladas), según un informe elaborado por el técnico investigador Esaú Martínez, de El Chaparrillo, centro adscrito al IRIAF.
España es el quinto productor mundial de pistacho y el primero en nivel europeo. Y a este crecimiento han contribuido personas como Alfredo Pérez, presidente de Pistacyl, una empresa familiar de larga tradición agrícola en Pozal de Gallinas (Valladolid) que decidió hace quince años apostar por el pistacho como cultivo en Castilla y León.
Al principio algunos compañeros de profesión fueron muy escépticos con la idea de reconvertir sus tierras para destinarlas a la plantación de este cultivo leñoso por el que pocos habían apostado en la zona hasta el momento. Alfredo ha comprobado en estos años que el pistacho se adapta a Castilla y León y que su producción es de muy buena calidad, aunque avisa: “Es un cultivo lento. Se necesitan siete u ocho para empezar a producir, aunque después la cosecha vaya en aumento después”, explica.
Este agricultor vallisoletano explica que en ocasiones se ha dado mala información sobre este cultivo. “El pistacho como inversión es buena, aunque a largo plazo. No es el oro verde, pero es una alternativa como el almendro o el nogal y tiene muy buena proyección de futuro porque cada vez se usa más pistacho tanto como snack o como en restauración”.
Aunque EEUU es el principal productor de pistacho, Alfredo nos cuenta que el pistacho español tiene una diferencia abismal en calidad y sabor. También es distinto al iraní, el español es más grande y tiene más progresión.
“Decimos apostar en nuestra zona por este producto de moda porque el almendro se hiela más fácilmente y el pistacho aguanta muy bien el frío porque solo las heladas tardías son las que le afectan”, apunta Alfredo.
Las plantaciones de pistachos en España han evolucionado en los últimos años y mucho. Por ejemplo, Pistacyl ha aumentado su producción en un 2.000%. Empezaron su andadura con menos de una hectárea con 40 plantas y en la actualidad cuentan con casi 53 hectáreas y 12.000 plantas. Destinan parte de su producción al consumo en España, pero también realizan exportaciones a países como Italia, Portugal o Serbia, entre otros.
Su principal virtud es que apuestan por la producción de pistachos unida al desarrollo I+D para la adaptación del cultivo en Castilla y León. Para Alfredo, es importante que se sepa que los cultivos leñosos necesitan preparar la tierra con labores profundas antes de su plantación. “Ponemos una planta injertada con un portainjerto de UCV. Ese portainjerto debe tener una crecida importante antes en el vivero. Y, además, el árbol tiene que tener un buen drenaje en la tierra”, especifica.
Aunque el pistacho puede cultivarse en secano o regadío, desde Pistacyl recomiendan el riego por goteo. “Es una inversión que ronda los 6.500 euros por hectárea sin contar el terreno, pero merece la pena”, explica Alfredo, quien asegura que al pistacho le espera un futuro lleno de prosperidad ya que el aumento de plantaciones en España será enriquecedor para acceder a mercados centralizados en los que antes era impensable entrar.
Como Alfredo, María y Julián apostaron por el cultivo de pistacho y fueron uno de los 6 ganadores del Programa Puebla, otorgado por Corteva Agriscience y ALAS, por su innovación y esfuerzo en su proyecto Tierra de Pistachos, conoce más de su historia aquí:
Rebeca AdaliaPeriodista Agroalimentaria
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