Conservación del suelo agrícola

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Conservación del suelo agrícola: aún hay mucha distancia entre la PAC y los agricultores españoles

14.03.2024
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Artículo escrito por el periodista agroalimentario Bernardo Carrión

  • Por erosión hídrica, el suelo desaparece de las zonas altas y se acumula en las partes bajas, lo que puede ser beneficioso a largo plazo, pero las inundaciones y avenidas perjudican los cultivos y provocan la pérdida de esa capa fértil.
  • En las zonas más secas del Mediterráneo se producen procesos de salinización y acumulación de contaminantes químicos, vertidos puntuales, pesticidas y herbicidas.

Entre el 60 y el 70% de los suelos agrícolas se encuentran en mal estado. Son datos que maneja la Unión Europea y que nos facilita Sara Ibáñez, ingeniera agrónoma responsable del Área de Suelos del Centro Valenciano de Estudios sobre el Riego de la UPV, vicepresidenta de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo y presidenta de la Delegación Territorial de la Comunidad Valenciana y Región de Murcia. “La erosión destruye cada año aproximadamente mil millones de toneladas de suelo en toda la UE, y el coste de perder la capa superior fértil, que es vital para los ecosistemas, asciende a 50.000 millones de euros al año”.

Según explica Ibáñez, que es también subdirectora del Departamento de Producción Vegetal de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y el Medio Natural de la UPV, “uno de los objetivos fundamentales de la UE es reducir el uso de productos fitosanitarios para avanzar hacia una gestión sostenible del suelo, fomentando un mayor uso de materiales orgánicos. Sin embargo, en términos de burocracia, la UE es lenta en la implementación de medidas y en la creación de un sistema armonizado de cartografía de la salud del suelo”.

 

La Comisión Europea adoptó medidas para el uso sostenible de los recursos naturales

 

Para agilizar la respuesta a este problema de los estados miembros, la Comisión Europea adoptó medidas para el uso sostenible de los recursos naturales, que dan especial importancia al suelo. Se aprobó un paquete legislativo orientado al seguimiento de los suelos para recopilar datos sobre la salud de los suelos y ponerlos a disposición de los agricultores. Esto representa una oportunidad muy importante, ya que contar con suelos sanos y datos confiables y actualizados sobre su estado puede generar ingresos adicionales en la agricultura, recuerda Ibáñez.

Además, se busca combinar un buen manejo y una mejora en la salud del suelo para capturar CO2, contribuyendo así al objetivo de la UE para 2050 de tener suelos saludables en Europa. Para Ibáñez, “esto puede ofrecer una oportunidad adicional para los agricultores al obtener beneficios por la captura de carbono y recibir pagos por servicios de captura, lo que aumentaría el valor de los productos cultivados en suelos saludables, promoviendo alimentos verdes libres de contaminantes”.

Inventarios de suelo, un objetivo difícil de conseguir

Ante esta circunstancia, el Ministerio de Transición Ecológica ha lanzado una iniciativa piloto para abordar la salud del suelo, una asignatura pendiente en nuestro país. Esta iniciativa, denominada INSS (Inventario Nacional de Salud del Suelo), tiene alcance nacional. Bajo la coordinación de la Subdirección General de Política y Lucha contra la Desertificación (SGPFLD) el proyecto plantea un marco de colaboración abierta entre la Administración y expertos nacionales de organismos científico-técnicos en materia de suelos para definir indicadores, proponer un protocolo e implementar un piloto en algunas áreas, tanto en cultivos como en áreas forestales.

Pero Sara Ibáñez advierte del diferente grado de desarrollo de las cartografías según territorio: “En España, las competencias están transferidas a las Comunidades Autónomas, algunas de las cuales tienen cartografía perfectamente actualizada, mientras que otras apenas están iniciando la ingente labor que implica realizar una correcta clasificación o identificación del suelo. Esto supone problemas para el inventario nacional de salud del suelo. Por poner algún ejemplo, en algunas comunidades hace tiempo que ya se han establecido unidades de contaminación del suelo mediante legislación, pero en otras no se ha logrado todavía. Uno de los desafíos en la UE es que, aunque se legisla, son los gobiernos regionales quienes deben implementar las medidas, lo cual varía de un país a otro”.

 

"En algunas zonas, los problemas comunes están relacionados con la humedad y los nutrientes del suelo, mientras que en otras se observa degradación debido a la erosión hídrica, la erosión eólica o la salinización”

 

Este es una de las principales carencias que tenemos en España.“No contamos con una cartografía armonizada ni una base de datos común. El tipo de suelo y su estado de conservación se relacionan con las condiciones ambientales, como el clima, el relieve y los usos del territorio. En algunas zonas, los problemas comunes están relacionados con la humedad y los nutrientes del suelo, mientras que en otras se observa degradación debido a la erosión hídrica, la erosión eólica o la salinización”, relata esta ingeniera agrónoma.

Algo similar ocurre con la capacidad de secuestro de carbono: “También está influenciada por la vegetación, el clima y la gestión del suelo. Existe una alta variabilidad topográfica, edáfica y climatológica en España. Sin datos cuantificados, es difícil valorar y proporcionar información concreta”. El objetivo es establecer una base de datos que permita a los agricultores gestionar sus recursos y mejorar su calidad, así como proporcionar información para que el sector tome medidas y logre una armonización nacional.

No tenemos una agencia estatal del suelo

Según Ibáñez, “desde mi experiencia en el ámbito agronómico, mi percepción es que los agricultores no tienen ningún inconveniente en cuidar su herramienta de trabajo y hacer lo necesario para mejorarla. Sin embargo, existe desconocimiento debido a la falta de información proporcionada por las autoridades. Los agricultores deben encargarse de realizar análisis de suelo y buscar técnicos especializados para mejorar su calidad. Tener acceso a información básica debería ser un derecho. Vemos normal que exista el Instituto Geológico y Minero (IGME), que recopila datos sobre materiales, al igual que AEMET proporciona información climática. Sin embargo, en España no tenemos una agencia estatal de suelos que proporcione esta información de manera normalizada y con recursos digitales, como así ocurre con los datos sobre clima, cantidad y calidad del agua y otras variables. Estos recursos no están disponibles para los gestores, los usuarios ni el público en general”.

Esta coyuntura no es nueva: “Es un problema arrastrado desde hace muchos años y, aunque se han desarrollado proyectos de transformación agrícola y cada vez hay más legislación al respecto, ninguno ha logrado avanzar. Hace años se elaboró un inventario nacional de erosión de suelos, pero la escala de trabajo no responde a las necesidades de los agricultores para utilizar esta herramienta, que además no está actualizada ni es efectiva en su utilización”.

La posición de los agricultores

Carles Peris, secretario general de La Unió de Llauradors, recuerda que la conservación del suelo “es un elemento técnico crucial para el productor. Nosotros valoramos el terreno desde el punto de vista de que es lo más esencial que tiene la humanidad, lo más básico. Sin un suelo en buenas condiciones no podemos producir alimentos”. Peris achaca este debilitamiento a varios motivos: “No solo por los muchos años de cultivo, sino también porque cada vez es más difícil obtener rendimientos óptimos debido al cambio climático, que afecta a la floración y cuajado de frutas adecuadas. Hay factores que reducen las cantidades producidas. Debido al agotamiento, se requieren esfuerzos cada vez más grandes para revertirlo. Aportamos cada vez más materia orgánica y microorganismos que puedan controlar hongos”.

La política de reducción de elementos químicos en los fertilizantes articulada por la Unión Europea tampoco ayuda: “En la alimentación, hay una pérdida de elementos que se sustituyen, como el fósforo o el nitrógeno, y estamos complementando con medidas más sostenibles, siempre conscientes de que se necesita un mínimo aporte mineral; nunca podremos prescindir de ellos, ya que pondríamos en riesgo las producciones agrarias. Los microorganismos aún no están desarrollados lo suficiente para poder suplirlos. Para tener garantía, necesitamos aportes minerales. Sin ellos, tendríamos rendimientos muy bajos y no tendríamos suficiencia alimentaria o el precio sería muy elevado”.

Para Peris todavía falta camino por recorrer. “Más del 50% de las ayudas PAC se destinan a personas mayores de 65 años, cuya mentalidad no es la misma que la de los jóvenes que practican técnicas más respetuosas, modernas y sostenibles. Existe una parte del sector agrario que aún no se ve o no se sabe cómo mejorar el cuidado de la estructura del suelo en comparación con lo que se ha hecho en los últimos cincuenta años. Cada vez llega más información y la PAC tiene ayudas para promover prácticas más sostenibles, es un camino que se está estableciendo y que irá a más".

Compañías como Corteva, empresa agrícola líder, consciente de la importancia del cuidado de la fertilidad del suelo para el futuro de la agricultura, impulsa el desarrollo de herramientas eficientes, como BioEfiCiencia,  un portfolio que comprende diversas soluciones para que los agricultores puedan abordar una fertilización inteligente completa.

La Firma Invitada

Bernardo Carrión

Bernardo Carrión

Periodista Agroalimentario

CortevaTalks

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